jueves, 21 de agosto de 2014

La nave del cambio en la que viaja el hombre (2)

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La nave del cambio en la que viaja el hombre (2)

Por JM Rodriguez
 
(Ilustración de fuente externa)
Vida sencilla y primitiva y la transformación

Con el paso del tiempo, es fácil imaginar que con el aumento de la población el hombre constituyó en la organización de "tribus" su primera sociedad.Como no existía la moneda, el dinero, sus relaciones de intercambio de excedentes de producción la estableció cambiando una cosa por otra que necesitaba y se inventó el "trueque" que todavía hoy sobrevive.Las labores, también fueron distibuidas, estableciendo la División Social del Trabajo para elaborar herramientas y objetos demandados entre la vida sencilla pero sometida a cambios en la misma organización social.El "comercio" o intercambio por objetos y herramientas de los excedentes de la ganadería y la agricultura, ya establecidos como actividades económica fundamentales, al satisfacer sus necesidades básicas y tal vez de acumulación;debió dar orígen al invento del "comercio.La vida allí en los primeros tiempos, debió ser sencilla, sin nada de las complejidades de los tiempos modernos.Pero se fue haciendo complejo conforme crecía la población, el número de familias, y la poseción de bienes materiales y la demanda de ellos, debió ser lo que marcó la distinción y con ella la sociedad de clases, los que tenían aquello deseado por todos, y los que no tenían o tenían poco o nada de lo demandado.Esa distinción la debió haber marcado también los que tenían habilidades, conocimientos para transformar, para manipular, para elaborar, los creativos,los que descubrían, pensaban e "inventaban; los "intelectuales" de la época, lo que a la vez va generando cierto "poder" sobre los demás y eso debió crear las bases para la generación de la política, del gobierno, del uso del poder que incluyó el uso de la fuerza y las guerras entre familias.
Los expertos investigadores establecen que como todo va cambiando, el hombre y la vida del hombre también es arrastrada, porque "nada es estático, todo se mueve, todo se transforma".
La naturaleza es nuestra gran maestra. Observando su comportamiento podemos encontrar algunas respuestas a nuestros interrogantes.Las estaciones son un ejemplo de que tenemos que irnos adaptando a los cambios y de que tenemos que cambiar.Los ciclos que ha sufrido el planeta para ver lo que hoy observamos, todo lo que contiene y el propio planeta se ha constituido sobre la base de un constante cambio de una transformación. Igual le pasa al hombre y a los demás seres que existimos sobre el planeta ya sea en la superficie, ya sea subterráneo o bajo los océanos, los mares, los ríos, lagos y lagunas, en el aire, y es posible que existencias que no percibimos a simple vista, pero que observamos con el moderno instrumento llamado microcospio.
Observándolos y observándonos, vemos esa ley del cambio constante  nos afecta a todos.Pues el hombre ha tenido que cambiar inexorablemente. Y su vida social y económoca también. De la vida primitiva, donde todo era común, con el crecimiento poblacional, y la necesidad de crear métodos adecuados y más complejos, debió el hombre ir adoptando metodologías primero económicas y luego sociales como herramientas guía para su propia organización social.
Es tal vez ahí donde podemos encontrar las primeras manifestaciones de organización económica que se debió adoptar al tener que ir abandonando la vida sencilla y primitiva que significó comenzar como recolector, cazador, luego ganadero y agricultor.
Aparece entonces la "propiedad privada" para delimitar los bienes y servicios que requería la familia para su propia subsistencia y que incluye a la tierra como reclamo de "propiedad" luego aparecerá el negocio con ella,  su "venta", modalidad que permanece hasta nuestros días, vender los espacios de tierra y quien "compra" se ahorra la molestia de ser desalojado, movilizado contra su voluntad; inventos del hombre que le ha tomado por vender lo que no ha creado, lo que ha encontrado y le ha servido solo para vivir y desarrollar sus ideas, su creatividad y para adaptar a sus demandas, a sus necesidades los recursos naturales, los que ha encontrado y no le ha requerido ningún esfuerzo, sino tomarlo y transformarlo. Porque el hombre es un experto complicándose la vida, creando crisis sobre crisis y alejarse de la paz, invadido por el ego y el egoismo.
En la obra "Antecedentes Históricos del Cooperativismo" del profetismo ético religioso al socialismo utópico, del profesor Héctor Mendoza-Antonsanti, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, año 1978, plantea que la vida económica de los pueblos antiguos se caracterizó por la simplicidad.La producción y la distrubución de bienes y servicios tenía por objeto satisfacer las necesidades humanas básicas y estaba controlada por el individuo mismo.
El hombre de una vida comunal y sin delimitaciones, sin propiedad, pasó a inventarse lo de la propiedad privada, de lo "Esto es mío y no pertenece, no puedes tocarlo, ni disponer de ello", lo que evolucionó hasta incluir la tierra, una propiedad que debió comenzar a ejercer sobre la base del uso de la fuerza, de la violencia, expulsando, matando y estableciendo límites, defendiendo espacios territoriales.
Prosigue el profesor Mendoza-Antonsanti, que la sociedad primitiva, simplemente se desintegró, y que con la evolución de la propiedad privada, a lo que nosotros le atribuimos el origen de los conflictos, de la pobreza, de las injusticias, de las guerras, apunta el catedrático que hace un análisis del estilo de vida de la antigua familia  hebrea como ejemplo que, "con la evolución de la propiedad privada surgió la actividad comercial, y con ésta la posibilidad de acumular riquezas.
Agrega que " el mal uso del poder trajo como consecuencia inevitable, el empobrecimiento del pueblo, la enajenación de la tierra y el crecimiento de una clase proletaria. Los cambios profundos que surgieron en la estructura económica de la sociedad fueron reflejados en la rebeldía espiritual de los profetas, quienes trataron de revivir la justicia y la clemencia como principios normativos de la conducta social y denunciaron tenazmente la avaricia de la nueva sociedad, criticando severamente los excesos cometidos en las relaciones comerciales, a los usurpadores de tierras y a los usureros". Demás está decir que los profetas responsabilizaron a la propiedad privada por la desigualdad existente entre los hombres. Cualquier parecido con la vida moderna es derivada de las debilidades que arrastramos desde la antiguedad y que nos negamos a revisar y a corregir todavía en el presente. Continuará.
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